lunes, 27 de enero de 2014

El cambio está en ti

Hace algunos meses, visitando una feria del libro, cayó en mis manos un ejemplar que no pude rechazar:

El Cambio está en ti. Las nueve actitudes que transformarán tu vida -Neale Donald Walsch.

Alguien como yo, buceando constantemente en mis propios pensamientos e interrogando siempre mis sentimientos, en lucha constante por salir adelante... siempre en contacto directo con la parte más profunda de mi yo interior, no podía dejar de leer un libro que ya desde sus primeras páginas dice: 

Sentado o de pie, listo o no, debo decirte: los cambios en tu vida nunca acabarán. Si piensas dejar las cosas un rato, para esperar que todo se calme, quizá recibas una sorpresa. Nada se calmará. Las cosas estarán en constante movimiento en este planeta y en tu vida por mucho tiempo. De hecho... sí, bueno, mejor te lo digo, así será siempre.

Y es tan cierto... vivimos en un continuo cambio. Aún cuando parece que nada parece cambiar, está sucediendo incluso sin darnos cuenta. La vida es movimiento. Solo que todo depende de hacia dónde se mueve y hacia dónde queremos que se mueva. Ahí está la cuestión: ¿hacia dónde queremos encaminarla?

A falta de veinte páginas para terminarlo, os puedo decir que me ha gustado mucho. Personalmente pienso que, como de cualquier experiencia de nuestras vidas, debemos quedarnos con lo mejor. Cada cual elige su parte y se queda con ella. La que más le convenga. Así que yo hoy os voy a dejar la parte que me ha llamado más la atención del libro.

Relata el autor del libro que, sentarse a meditar le hacía volver loco. Era incapaz de sentarse, cerrar los ojos y no pensar. Vaciar su mente era tarea imposible para él. Sin embargo, alguien le explicó que su idea sobre la meditación estaba equivocada. Le dijo que la meditación no tenía que ver con vacío, sino con foco. Enfocar tu atención en una cosa concreta. Obviar el resto. Mirarlo de cerca. Observarlo con atención. Considerar todos sus aspectos. Ver cómo se ve. Observar sus características. Intentar escudriñar cómo se siente. Qué fragancia tiene. Cuál es su tamaño en relación contigo. Mirarlo de cerca. Alejarse y mirarlo después. Experimentar cualquier cosa en su condición completa.

El autor del libro explica que tal visión de la meditación le hizo cambiar su forma de pensar. Ahora podía meditar mientras caminaba, entrenando su mente para dejar de ignorar todo lo que experimentaba, enfocando su atención en un aspecto particular de la experiencia para experimentarla por completo, experimentarla a otro nivel.

Sus palabras han cambiado también en algo mis percepciones sobre mi alrededor. Yo, persona inquieta por naturaleza, tampoco concebía antes otra forma de meditación que no fuera la de sentarse con los ojos cerrados a vaciar tu mente. Ahora ha cambiado mi perspectiva. Ahora intento encontrar mi relación con el entorno. Mi alrededor (nuestro alrededor) está siempre lleno de un montón de cosas que están ahí desde hace mucho tiempo y que jamás nos paramos a mirar con atención. Siempre con la mente ocupada en mil pensamientos, somos incapaces de enfocar nuestras sensaciones en relación a todo aquello que nos rodea, sean personas o cosas. Incluso manteniendo una conversación, pensamos una respuesta mientras nuestro interlocutor aún no ha terminado su frase. Siempre pensamos por adelantado. 

Sin extenderme más, os recomiendo la lectura del libro. Mis palabras nunca sonarán con el mismo entusiasmo con el que el autor nos hace sentir cómo debemos afrontar esos continuos cambios en nuestra vida. 

Feliz lectura.


jueves, 23 de enero de 2014

Diario de una runner novata


Han pasado ya algunos días desde que decidí comenzar a correr. Confieso que ni mi tiempo ni mis fuerzas me dejan salir todos los días a hacer running, pero también confieso mi NO intención de abandonar. A pesar de los dolores óseo-musculares (ayer mismo estuve en el traumatólogo, aunque no por hacer running), a pesar de la falta de tiempo y a pesar del frío que está haciendo por esta parte del mundo... Yo sigo corriendo. Me he dado cuenta que donde antes sentía pereza de ir andando para no coger el coche, ahora estoy deseando llegar corriendo. Hace tan sólo unos días éso era impensable para mí. 

Como todos los que llevábamos años sin practicar nada de deporte, sinceramente, cuesta mucho tomar la iniciativa primero y mantenerla después. Aquí algunas de mis motivaciones:

  • Cada vez que salgo a correr elijo un camino distinto. Estoy haciendo pruebas para ver cuál me es más cómodo y motivador. Creo que por fín hoy he encontrado uno que será el que frecuente. Elegir la ruta es también importante...
  • Me he comprado unas mallas ajustadas pero cómodas. También unas zapatillas deportivas especiales para el running, ¡con cámara de aire y todo! Ni siquiera tenía unas deportivas para comenzar... Ahora sólo por amortizar su precio, me siento encantadoramente obligada a salir a correr.
  • Mi perrita Chica corre conmigo. Al comienzo del recorrido ella va por delante o a mi lado. Al final del recorrido no la puedo ver... me sigue un paso por detrás jadeando tanto más que yo. Pero me acompaña, y me encanta. A ella también le va bien algo de carrera... ¡que es muy comilona!


Solo sé que estoy empezando a sentir éso que llaman... pasión por correr. Me siento bien y me gusta.

En fin, mi próximo objetivo es empezar a contar los kilómetros recorridos. Humildes objetivos, sí, pero sentirse feliz haciendo aquéllo que haces, NO TIENE PRECIO.

Besines de una runner novata.



martes, 14 de enero de 2014

Running - Comenzando a correr. . .

Hace unos días hablaba de los propósitos de Año Nuevo ( http://mirinconimaginado.blogspot.com.es/2014/01/propositos-de-nuevo-ano-al-alcance-de.html ) 
y, acorde a ésto, hoy casualmente he leído un artículo llamado "La Fiebre del Running". Me ha cautivado. No me preguntéis porqué pero me he sentido inspirada para calzarme mis deportivas y salir a correr. Me he reído un montón porque mi perrita, que me ha acompañado durante el trayecto a la carrera, no paraba de mirar hacia atrás asustada por completo pensando probablemente que algún peligro nos acechaba o alguien nos perseguía... no era normal tanto correr. Pobrecita... creo que se va a tener que aficionar a ésto del running porque su dueña, cabezota de nacimiento, ha decidido comenzar a correr. En cierto modo, hoy me he sentido un poco como Forrest Gump ¿recordáis?

Marcar tu propio ritmo o correr acompañado es elección de cada cual. Cambiar los mocasines por unas cómodas deportivas y salir a la calle se ha convertido en una nueva cultura, diríase casi adictiva.




Hace ya años que esta fiebre por el atletismo popular ahora llamado running se está contagiando por doquier. Son cada vez más los que un día decidieron comenzar a correr y para los que sudar callejeando a ritmo de una completa playlist colgando de sus orejas forma ya parte de la rutina diaria. En ciudades grandes como Madrid, al parecer, los runners invaden las calles al atardecer. Sus parques y jardines cuentan con más runners que niños jugando. 


Pero este nuevo estilo de vida trae consigo un nuevo street style... No sirve ya con ponerse el viejo pantalón de chándal y una sudadera cualquiera. Se imponen las prendas ajustadas al cuerpo y las deportivas ligeras, llegando a crear tendencia incluso más allá del deporte para formar parte de nuestro vestir diario. Existen además un sinfín de accesorios que complementarán nuestra afición por el running: auriculares deportivos, modelos gps de muñeca que incluso miden el pulso, aparatos que calculan tus zancadas... hasta aplicaciones de móvil que calcularán por ti los kms recorridos o las calorías quemadas.



En fin, un mundo nuevo para mí. Una experiencia que comienza hoy y que, espero, se convierta en estilo dentro de mi vida. He leído que ser un runner es como comprar hormonas de la felicidad (¡libera endorfinas!) y... no me podía negar. Al fin y al cabo, ¿quién no quiere algunas de ésas?

¿Os apuntáis?



miércoles, 8 de enero de 2014

Propósitos de Nuevo Año... al alcance de cualquiera

Comienza un nuevo año (hasta ahí ninguna novedad ¿no es cierto?) y, como todos los anteriores, entramos en él cargaditos de expectativas y nuevos propósitos. Son prácticamente los mismos de cada año: mejorar la situación económica (encontrar trabajo o encontrar ¿otro mejor?), adelgazar (¡ir al gimnasio!), estudiar algo (¿retomar tal vez el inglés?) y tal y tal...




Esquema de CÓMO deben ser nuestras metas






Todo éso está muy bien. Está realmente bien proponerse cosas y sobre todo cuando son cosas que redundarían (nótese el tiempo condicional) en nuestro beneficio. Sin embargo, ahí está el secreto. Son objetivos sujetos a una condición: la constancia.

Esforzarse por ser constantes no es tarea nada sencilla porque a lo largo del año se nos van a ir cruzando decenas de imprevistos con los que no contábamos mientras engullíamos las uvas y pensábamos en esos "a partir de enero..."

Si de verdad queremos perseverar en nuestro objetivo debemos esforzarnos por seguir firmes en nuestros propósitos. No tirar la toalla si un día nos saltamos la dieta por completo comiendo algo más de la cuenta  o si esta tarde no tenemos ánimo de ir a sudar la camiseta a la sala de fitness. Retomar siempre, en la medida de lo posible, nuestros objetivos, sean los que sean.


Al final, la recompensa es suculenta. No se trata de mirar atrás y ver que has perdido dos tallas de pantalón o que has leído veintisiete libros en un año, sino la satisfacción del objetivo cumplido, de alcanzar metas, de haber sido capaz.




Mucha suerte para este año, de corazón, y si necesitáis un empujoncito... no tenéis más que avisar.